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El mal ha sido un compañero obligado desde los tiempos que llamamos “primitivos” (palabra de la que los seres humanos disfrutamos al utilizarla porque nos permite definirnos como “modernos” o “civilizados” sin haber tenido que realizar un gran esfuerzo para obtener esa clasificación). Sin duda, su representante legítimo es el Demonio que se ocupa de manifestarlo organizando los vínculos diabólicos. Las Sagradas Escrituras, San Agustín, Ratzinger; Sigmund Freud, Melanie Klein, Wilfred Bion y James Grotstein, desde distintos vértices o perspectivas coinciden en la existencia de poderosas fuerzas destructivas y malevolentes utilizadas al servicio de la humillación, el daño y la eliminación del semejante. Es así que los distintos puntos de vista (teológico, filosófico, psicoanalítico) confluyen en la frase que Milton pone en boca de Satanás: “¡Mal, sé tú mi bien!” Esta frase es el núcleo central de la interacción diabólica donde el asesino serial quizás sea el referente emblemático de la misma, porque antes de llegar al homicidio disfruta ante el terror de su víctima. Aunque los nazis también sentían algo similar. En este libro el autor intenta una tarea que no es fácil pero que mereció ser intentada: pensar a la maldad desde perspectivas diferentes, aunque el núcleo central de los marcos teóricos es el psicoanálisis, fundamentalmente en su tradición kleiniana y particularmente bioniana.

VINCULOS DIABOLICOS CONDICION HUMANA - SILBERSTEIN JOSE A

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El mal ha sido un compañero obligado desde los tiempos que llamamos “primitivos” (palabra de la que los seres humanos disfrutamos al utilizarla porque nos permite definirnos como “modernos” o “civilizados” sin haber tenido que realizar un gran esfuerzo para obtener esa clasificación). Sin duda, su representante legítimo es el Demonio que se ocupa de manifestarlo organizando los vínculos diabólicos. Las Sagradas Escrituras, San Agustín, Ratzinger; Sigmund Freud, Melanie Klein, Wilfred Bion y James Grotstein, desde distintos vértices o perspectivas coinciden en la existencia de poderosas fuerzas destructivas y malevolentes utilizadas al servicio de la humillación, el daño y la eliminación del semejante. Es así que los distintos puntos de vista (teológico, filosófico, psicoanalítico) confluyen en la frase que Milton pone en boca de Satanás: “¡Mal, sé tú mi bien!” Esta frase es el núcleo central de la interacción diabólica donde el asesino serial quizás sea el referente emblemático de la misma, porque antes de llegar al homicidio disfruta ante el terror de su víctima. Aunque los nazis también sentían algo similar. En este libro el autor intenta una tarea que no es fácil pero que mereció ser intentada: pensar a la maldad desde perspectivas diferentes, aunque el núcleo central de los marcos teóricos es el psicoanálisis, fundamentalmente en su tradición kleiniana y particularmente bioniana.