«El retorno al joven Masotta, a su marxismo sartreano, que aquí nos propone Maximiliano Crespi es un movimiento dialéctico en esa dirección. Y no porque el Masotta lacaniano posterior lo haya sido menos, o haya “traicionado” al joven Oscar (como en su momento pretendió Carlos Correas). Se podría demostrar incluso —desde luego, no lo intentaremos aquí— que no faltan líneas de continuidad entre el Masotta sartreano y el lacaniano, como ya hemos insinuado. Pero estamos en la etapa de una mayor necesidad de explicitar (de explicar, de interpretar, de comprender) los mecanismos por los cuales la lengua, la literatura, la cultura, son campos de batalla. Es esta dimensión de Masotta la que le importa a Crespi, y es por ello que este libro no es hoy tan sólo pertinente: es necesario». Del epílogo de Eduardo Grüner.