Este libro reúne veinte años de escritos clínicos. La expresión escritos clínicos dice, a la vez, deseo de una clínica y deseo de una escritura. Pero ¿cómo se escribe la clínica? La clínica se escribe como memorias de lo que hacemos y como memorias de las conversaciones en las que pensamos lo que hacemos. Se escribe para alcanzar el momento en el que hacemos clínica pensando y pensamos haciendo clínica. El amor por la clínica consiste en que deseamos pensar lo que hacemos, comunicar lo que hacemos, discutir lo que hacemos. Insistencia que, cuanto más clínica, se vuelve infinita. En el hacer clínico no cuenta tanto la disposición que anticipa, como la disponibilidad ante la sorpresa. Sorpresas clínicas suponen una desprevención buscada. Lo imprevisto abre sendas no transitadas. Clinicas se balancean entre lo sabido y lo esperado, atentas a lo no sabido e inesperado. Este libro concibe una clínica en equipo, un discurrir entre varias prácticas, varias intervenciones, varias narrativas sobre lo no sabido. Franco advierte que jerarquizaciones en el equipo de salud inmovilizan con prestigios y relaciones de poder. Mientras la vida se dice y se duele como puede y sin escalafones cuando encuentra con quién. Compartir la imposibilidad: en eso reside el secreto de las cercanías clinicas. [Del prólogo del libro escrito por Marcelo Percia)