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Las páginas de “La lluvia curó las heridas” nos llevan nuevamente a Malvinas y a demostrar lo importante que es para nosotros, los que estuvimos en 1982, regresar a las islas, a nuestras islas. Es sentir que esas heridas que tanto nos duelen pueden cerrarse aunque los recuerdos perduren en el tiempo. Transitaremos junto a Gabriel Sagastume y sus compañeros por la turba mojada, la misma turba que nos refugió, que fue nuestra casa en medio del infierno de las bombas, hace veinticinco años atrás, pero a la vez estas páginas nos demuestran que hay otra realidad: que esas bombas ya no están; que la guerra terminó hace tiempo, que todo cambió, aunque no se borren jamás de nuestras retinas las postales de los días vividos en las islas y lo que sentimos por los que murieron y quedaron enterrados en ese solitario paisaje.
Esta nueva historia nos narra una parte fundamental en la vida de Gabriel, que trata de restañar las viejas heridas de la guerra que se resisten a cerrarse y desgranan simultáneamente datos de la realidad exterior y de sus propios sentimientos y sensaciones. Este reencuentro con su pasado se alimenta de nuevas experiencias y anécdotas que afloran con el transcurrir de los siete días del viaje.
La mayoría de los que pudimos regresar, comprobamos que el revivir esa parte de nuestra historia, nos sirve como un remedio reparador que nos estimula y alienta a dejar de ser sobrevivientes de la guerra para intentar vivir, vivir más aliviados, viendo las cicatrices en el cuerpo y el alma, pero cerradas, si es posible sin dolor.
Este presente nos desafía a ganarle a la guerra, a nuestra propia guerra, esa que deambula en nuestras mentes y que no nos deja estar en paz, esa que constantemente nos acecha. Por aquellos que enterraron sus sonrisas y esa alegría de vivir que jamás recuperaron. Debemos enfrentarnos con ese pasado, es una asignatura pendiente que aún muchos tienen. Como dice Gabriel Sagastume, es una película que llevábamos en nuestras retinas en blanco y negro y ahora verla en colores. Y a la vez es un aporte más al conocimiento y al saber de una experiencia crucial para los argentinos.
Este libro es un desafío al futuro que nos marcará como nuestros hijos, una mirada llena de esperanza, apostando a la vida. Sin dudas que estas páginas nos hacen dar cuenta lo importante que es la vida.
Por la vida.
Edgardo Esteban

LA LLUVIA CURO LAS HERIDAS VIAJE A LAS ISLAS MALVI - SAGASTUME GABRIEL

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Las páginas de “La lluvia curó las heridas” nos llevan nuevamente a Malvinas y a demostrar lo importante que es para nosotros, los que estuvimos en 1982, regresar a las islas, a nuestras islas. Es sentir que esas heridas que tanto nos duelen pueden cerrarse aunque los recuerdos perduren en el tiempo. Transitaremos junto a Gabriel Sagastume y sus compañeros por la turba mojada, la misma turba que nos refugió, que fue nuestra casa en medio del infierno de las bombas, hace veinticinco años atrás, pero a la vez estas páginas nos demuestran que hay otra realidad: que esas bombas ya no están; que la guerra terminó hace tiempo, que todo cambió, aunque no se borren jamás de nuestras retinas las postales de los días vividos en las islas y lo que sentimos por los que murieron y quedaron enterrados en ese solitario paisaje.
Esta nueva historia nos narra una parte fundamental en la vida de Gabriel, que trata de restañar las viejas heridas de la guerra que se resisten a cerrarse y desgranan simultáneamente datos de la realidad exterior y de sus propios sentimientos y sensaciones. Este reencuentro con su pasado se alimenta de nuevas experiencias y anécdotas que afloran con el transcurrir de los siete días del viaje.
La mayoría de los que pudimos regresar, comprobamos que el revivir esa parte de nuestra historia, nos sirve como un remedio reparador que nos estimula y alienta a dejar de ser sobrevivientes de la guerra para intentar vivir, vivir más aliviados, viendo las cicatrices en el cuerpo y el alma, pero cerradas, si es posible sin dolor.
Este presente nos desafía a ganarle a la guerra, a nuestra propia guerra, esa que deambula en nuestras mentes y que no nos deja estar en paz, esa que constantemente nos acecha. Por aquellos que enterraron sus sonrisas y esa alegría de vivir que jamás recuperaron. Debemos enfrentarnos con ese pasado, es una asignatura pendiente que aún muchos tienen. Como dice Gabriel Sagastume, es una película que llevábamos en nuestras retinas en blanco y negro y ahora verla en colores. Y a la vez es un aporte más al conocimiento y al saber de una experiencia crucial para los argentinos.
Este libro es un desafío al futuro que nos marcará como nuestros hijos, una mirada llena de esperanza, apostando a la vida. Sin dudas que estas páginas nos hacen dar cuenta lo importante que es la vida.
Por la vida.
Edgardo Esteban