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Este nuevo libro de Oscar Quiroga nos invita a realizar los recorridos necesarios que el autor transita, ubicando las coordenadas de estructura y sujeto, para orientarse hacia un abordaje topológico del sujeto, o, en sus palabras “emprender una consideración topológica de los anclajes del sujeto”. Frente a la dificultad que supone la frecuente entificación del sujeto, en este texto se señala la solidaridad con el vacío, la falta, la inconsistencia y la incompletitud, en f in, como el título lo indica, las aporías del sujeto. Su método es una lectura genealógica que atraviesa los extensos años de enseñanza de Lacan, a partir de los cuales el autor establece las inflexiones del concepto, dado que considera que cada una de ellas se enlaza a los problemas clínicos con los que Lacan se encuentra en su praxis. Por ende, este concepto determina la dimensión ética presente en la dirección de la cura. El concepto de sujeto del inconsciente, un enunciado de dónde partir para interrogarlo, es un término ausente en la obra de Freud, pero su filiación no escapa al retorno que Lacan propuso, un retorno creador ya que su operación de lectura fundó un nuevo sujeto para el campo del psicoanálisis, un sujeto definido como solidario de la falta. En la postulación de una doctrina postcartesiana del sujeto, el autor sitúa que el planteo inaugural de Lacan respecto del concepto de sujeto está soportado en la distancia entre el pensar y el ser. Pero a su vez ubica que el sujeto también implica la separación entre el Todo y el Uno lo cual introduce lo heterogéneo. De allí que Lacan podrá definir al sujeto como una discontinuidad en lo real. Lo que acentúa el autor es que esa discontinuidad en lo real da cuenta asimismo de que el cuerpo en tanto afectado por la castración participa de lo indecidible. El cuerpo y la castración encuentran en este desarrollo su punto de articulación. En su enunciado “se tiene un cuerpo en la estricta medida en que se lo bordea, y esta escritura que hace borde es la puesta en funcionamiento de un litoral que separa a lo simbólico de lo real.”, se sirve de lo modal al considerar que este litoral, marca la ribera que separa el campo donde el goce se soporta del falo como Bedeutung, de lo real del goce, de lo que ex-siste al cuerpo. Según el autor hay de lo imaginario del cuerpo y de lo real que le ex-siste y sólo se mantienen juntos por la función de terceridad que aporta lo simbólico. El hecho sustancial de su lectura es indicar que la castración se plasma en el hecho de que el uno, cualquiera de ellos, no alcanza al dos y sólo se enlaza por que otro, tercero, viene a permitir el anudamiento, condición ternaria de la cadena borromea, la estructura. Este texto de Oscar Quiroga es un trabajo detallado, dedicado, su pluma en filigrana es una marca indeleble de un sello personal que enriquece al psicoanálisis y honra a sus lectores.

LAS PARADOJAS DEL SUJETO - OSCAR QUIROGA

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Este nuevo libro de Oscar Quiroga nos invita a realizar los recorridos necesarios que el autor transita, ubicando las coordenadas de estructura y sujeto, para orientarse hacia un abordaje topológico del sujeto, o, en sus palabras “emprender una consideración topológica de los anclajes del sujeto”. Frente a la dificultad que supone la frecuente entificación del sujeto, en este texto se señala la solidaridad con el vacío, la falta, la inconsistencia y la incompletitud, en f in, como el título lo indica, las aporías del sujeto. Su método es una lectura genealógica que atraviesa los extensos años de enseñanza de Lacan, a partir de los cuales el autor establece las inflexiones del concepto, dado que considera que cada una de ellas se enlaza a los problemas clínicos con los que Lacan se encuentra en su praxis. Por ende, este concepto determina la dimensión ética presente en la dirección de la cura. El concepto de sujeto del inconsciente, un enunciado de dónde partir para interrogarlo, es un término ausente en la obra de Freud, pero su filiación no escapa al retorno que Lacan propuso, un retorno creador ya que su operación de lectura fundó un nuevo sujeto para el campo del psicoanálisis, un sujeto definido como solidario de la falta. En la postulación de una doctrina postcartesiana del sujeto, el autor sitúa que el planteo inaugural de Lacan respecto del concepto de sujeto está soportado en la distancia entre el pensar y el ser. Pero a su vez ubica que el sujeto también implica la separación entre el Todo y el Uno lo cual introduce lo heterogéneo. De allí que Lacan podrá definir al sujeto como una discontinuidad en lo real. Lo que acentúa el autor es que esa discontinuidad en lo real da cuenta asimismo de que el cuerpo en tanto afectado por la castración participa de lo indecidible. El cuerpo y la castración encuentran en este desarrollo su punto de articulación. En su enunciado “se tiene un cuerpo en la estricta medida en que se lo bordea, y esta escritura que hace borde es la puesta en funcionamiento de un litoral que separa a lo simbólico de lo real.”, se sirve de lo modal al considerar que este litoral, marca la ribera que separa el campo donde el goce se soporta del falo como Bedeutung, de lo real del goce, de lo que ex-siste al cuerpo. Según el autor hay de lo imaginario del cuerpo y de lo real que le ex-siste y sólo se mantienen juntos por la función de terceridad que aporta lo simbólico. El hecho sustancial de su lectura es indicar que la castración se plasma en el hecho de que el uno, cualquiera de ellos, no alcanza al dos y sólo se enlaza por que otro, tercero, viene a permitir el anudamiento, condición ternaria de la cadena borromea, la estructura. Este texto de Oscar Quiroga es un trabajo detallado, dedicado, su pluma en filigrana es una marca indeleble de un sello personal que enriquece al psicoanálisis y honra a sus lectores.