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¿Qué es el insilio? Contra lo que el sentido común indicaría, insilio es en movimiento, en intemperie, un adentroafuera que el exilio interno o interior no nombraba: dejaba NN a las víctimas vivas innombradas del terrorismo de Estado entre la segunda mitad de la década del setenta y la primera mitad de la década del ochenta del siglo XX. El fenómeno es regional, aunque adquirió distintas características en cada país. En Chile, fue el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet el que estableció el desplazamiento forzado interno, una forma de destierro o prisión política: la relegación, mientras que en Uruguay era una opción que podía pautarse con las autoridades. No así en la Argentina: se trataba de huir, de salvar el pellejo, de camuflarse. Sin embargo, no todo insilio es encierro. Tampoco, desplazamiento: un sótano, una doble pared falsa, el ducto de ventilación de una fábrica, un caño, un placard, debajo de una cama, un camión. Para usar la jerga de la época: un embute. Aunque la mayoría de las personas insiliadas han debido mudarse de ciudad, de provincia, solo con lo puesto, hijos en brazos o en panzas, un bolso o una manta, y poco más. Hay una memoria vacante. Quienes se reconocen insiliados, y que representan una minoría en una inconmensurable cantidad de población, dicen que los dos principales atributos del insilio son el silencio y el dolor. También el miedo. ¿Cómo hablar sin ser nombrados? La pregunta aquí no es dónde están quienes desaparecen, sino qué desaparece en quienes quedan.

TODOS NUESTROS INSILIOS - GABRIELA SAIDON

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¿Qué es el insilio? Contra lo que el sentido común indicaría, insilio es en movimiento, en intemperie, un adentroafuera que el exilio interno o interior no nombraba: dejaba NN a las víctimas vivas innombradas del terrorismo de Estado entre la segunda mitad de la década del setenta y la primera mitad de la década del ochenta del siglo XX. El fenómeno es regional, aunque adquirió distintas características en cada país. En Chile, fue el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet el que estableció el desplazamiento forzado interno, una forma de destierro o prisión política: la relegación, mientras que en Uruguay era una opción que podía pautarse con las autoridades. No así en la Argentina: se trataba de huir, de salvar el pellejo, de camuflarse. Sin embargo, no todo insilio es encierro. Tampoco, desplazamiento: un sótano, una doble pared falsa, el ducto de ventilación de una fábrica, un caño, un placard, debajo de una cama, un camión. Para usar la jerga de la época: un embute. Aunque la mayoría de las personas insiliadas han debido mudarse de ciudad, de provincia, solo con lo puesto, hijos en brazos o en panzas, un bolso o una manta, y poco más. Hay una memoria vacante. Quienes se reconocen insiliados, y que representan una minoría en una inconmensurable cantidad de población, dicen que los dos principales atributos del insilio son el silencio y el dolor. También el miedo. ¿Cómo hablar sin ser nombrados? La pregunta aquí no es dónde están quienes desaparecen, sino qué desaparece en quienes quedan.