"Si queremos pensar en lugares de castigo, no podemos dudar que muchos de ellos son los que “esconden” a quienes son considerados “locos”. Y podemos ir un poco más allá y expresar, con más precisión, que son verdaderos sitios de tortura. Estas páginas reflejan la lucha de una legisladora que demostró que las violaciones de los derechos humanos de las personas internadas en ese infierno, superan cualquier posibilidad de imaginación. Una mujer que luchó, denunció y peleó contra todas las imposibilidades que se le fueron cruzando en ese doloroso camino para intentar que el Estado deje de mirar para otro lado y asuma su responsabilidad.(…) Internados, médicos, empleados… sufren, cada uno a su manera, el deterioro humano y edilicio de estos centros de calvario. ¿Alguien puede suponer que en esos lugares un ser humano -categoría que, para muchos, los internados no tienen- puede rehabilitarse? La indignidad es la denuncia menor que se le enrostra en este libro a un Estado ausente." - Ana Mariani. Periodista.

"Este libro es una hoja de ruta: la que Liliana Montero recorre hace muchos años. Natalia Ferreyra la acompaña como fiel y experta navegante. Quien quiera enterarse sobre el modo en que los hechos concretos iluminan nuevas ideas -si uno se atreve a pensarlas- acá tiene historias iluminadoras. Los derechos humanos devolviendo colores a pieles pálidas por el cruel encierro, dejan huellas de lucha y creatividad capaces de encauzar tanto dolor e injusticia. Liliana no hace una práctica ciega. Ella muestra que los hechos sirven si producen cambios útiles y construyen pensamiento transformador. Desde allí, vuelve al hacer. El camino conduce de la estrechura a la amplia avenida; de la oscuridad a la luz. El lector será llevado de la mano por una infatigable profesional que hizo de la lucha parlamentaria un recurso para unir el logro de derechos con la Salud Pública. Aquí no hay queja: hay valiente praxis." - Jorge Luis Pellegrini. Médico psiquiatra.