"Hay una escena que quizás sea el corazón de esta novela, en la que la madre de la narradora ahoga en un balde a los carrochos que acaba de parir la perra de la casa. Esta imagen de una madre matando la cría de otra más que contradecir el instinto maternal reafirma, para mí, una verdad: que toda madre tiene una cara monstruosa y cruel. También tiene otras: la sufrida, la valiente, la protectora. En el agua negra de esta noche azul sigue la vida de dos hermanas, a través de la voz dulce de una de ellas, en la deriva de una crisis familiar. Los días despreocupados de la infancia se van tiñendo de tensión y amenaza, así como del vértigo que depara crecer. Aparte de la madre hay un padre fotógrafo que aparece y desaparece. Como en un negativo su imagen es invisible a simple vista. ¿Irresponsable, pueril, inseguro? La voz narradora de la hija no lo juzga, sólo intenta retenerlo. Darle entidad. Alrededor de esta familia hay otros chicos y otros adultos, miserias y benevolencias de un pueblo de provincia. La vida no se detiene. Hay espacio para los juegos y después para el deseo, porque sin darnos cuenta las piernas de las nenas se alargan, pegan el estirón, y se visten con medias corridas y minifaldas. Con esta primera novela, Stefanía Coggiola se estrena como una escritora sumamente delicada, atenta a las sutilezas, que no le teme a la ternura ni a la crueldad. Novela de aprendizaje que, sin proponérselo, retrata a mujeres que florecen y se marchitan a la vera de un río."